Instalado en un antiguo almacén de máquinas de coser, este lugar abrió en 2012 y es una de las tabernas más populares de Porto, ideal para disfrutar de una bebida al final del día. El espacio es pequeño, acogedor y de ambientación relajada. Su decoración es simple y tradicional, pero con un alma única.
Un concepto que combina lo antiguo con lo moderno. Aquí la carta de vinos portugueses es extensa, así como la oferta de cervezas, cocteles y sangrías. Para acompañar, nada mejor que entremeses portugueses típicos, como tremoços (lupinos blancos), salpicão (salsa de cerdo), tostas de jamón ahumado, sardinas, entre otros.
La atención es la mejor y los precios son bastante razonables considerando la calidad de los productos.